ANTOLOGÍA DEL DISPARATE
(Por el tristemente célebre Evo Morales y su séquito)
La Evada de la Semana ha trascendido los mares intercontinentales y ha llegado a la «culta» Europa.
Es que el «perfecto idiota latinoamericano» ha parido sus hijos idiotas y nada más ni nada menos que un continente donde se había creído que había superado el estadio de los instintos más básicos de la gente.
Es que el efecto idiota es tan facil de contagiar, que sólo se requiere, como lo establecía Goebbles, (el jefe de propaganda nazi), «que una mentira se repita mil veces para que se convierta en verdad» para el idiota.
Y esto es lo que ha ocurrido con el recientemente elegido primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras y con el líder de la agrupación política PODEMOS de España, Pablo Iglesias, quienes seguramente, al igual que sus padres idiotas latinoamericanos, hablan con los pajaritos, creen que comer pollo convierte a los hombres en homosexuales, o que mandan a matar a los fiscales antes que los denuncien en los tribunales de justicia.
Estos pequeños idiotas europeos ya han empezado a balbucear las idioteces que han aprendido de sus progenitores, cuando por ejemplo Tsipras le pide indemnización a Alemania por la Segunda Guerra Mundial (!!!), reavivando viejos odios y rencores que es uno de los principales recursos de los «popos» (politiqueros populistas) para ganarse a potenciales seguidores.
En el caso del segundo «idiotita europeo», ha prometido a eventuales ingenuos españoles, que va a «asumir el control democrático social y público (nacionalización) de las fuentes energéticas y de la producción eléctrica para acabar con el poder de los oligopolios del sector. Con el petróleo y la electricidad bajo control, el siguiente paso sería la puesta en marcha de un plan de rápido desarrollo de las energías renovables mediante la inversión pública, con una dotación suficiente en I+D, para su introducción masiva en las instalaciones de las administraciones públicas y desplegando en paralelo, acciones de apoyo a su implantación en los inmuebles particulares residenciales y empresariales».
Quizá este pequeño idiota quiere hacer los que sus progenitores hicieron en Venezuela, dejando a ese país en la bancarrota y provocando un descomunal desastre que tomará generaciones recuperar.
Como sea, ahora sabemos que la idiotez es una tara que se hereda y se contagia.
El mejor antídoto contra la idiotez, es sin duda alguna, el conocimiento, la ilustración y la difusión de estos atributos, para que esta epidemia no se siga expandiendo.